lunes, 3 de diciembre de 2007

Las batallas familiares

Hace más de cuatro años mi prima M le regalo a mi mamá una pequeña estatua de la torre de pisa de uno de sus viajes a Italia, según decía tenía el poder de percibir las vibras humanas cambiando de color.




Pues ahí teníamos la cosita esa adornando una repisa con el mismo color de siempre hasta un día que amaneció rosado, se nos hizo curioso pero cuando al pasar de los días se puso púrpura nos dió mala espina, una mañana amaneció negra hasta que nos desayunamos con la noticia de que mi primo C se había matado en un accidente.





Mi Primo C tuvo una vida dura, cuando nació su madre I ya tenia varios hijos y un trabajo de tiempo completo por lo que se lo dejo a mi abuela para que lo cuidara "de mientras" que pensaba como hacer para ocuparse de todo, pero "de mientras" duró toda la vida, aunque mi Tía I tuvo mas bebés despues nunca más volvió por C quien se crió con mi abuela y otro montón de nietos abandonados por otra tía que probaba suerte en los Estados Unidos y tampoco regreso por sus retoños.



C y mi otro primo L comenzaron a ir por la vida lado a lado, estudiaron derecho y trabajaban donde podían para pagarse sus estudios y cuando se hicieron adultos se compraron sus casas, L se casó y tuvo hijos pero C aunque tuvo varias novias no sentaba cabeza, tenía un gran resentimiento de su propia familia que lo trataban como a un extraño, visitar a su madre siempre terminaba con un fuerte enfrentamiento con sus otros hermanos, nunca lo invitaron a las fiestas familiares y siempre terminaban reprochándose situaciones a veces que ya no tenían importancia.



L se encargó del sepelio y todos los líos legales, cobró los seguros para cubrir los gastos y se quedó con la casa de C para esto la familia de mi primo, esa que nunca vió por él en vida se creyó con derechos de quedarse con todo lo que había dejado C, así que ahí comenzó la batalla legal que aún continúa por los bienes que con todos los años de lucha sudor y sangre había logrado mi primo.

Todo esto ha dividido a mi numerosa familia, se esfumaron las fiestas familiares y los dimes y diretes van y vienen como balas y no nos queda más que agachar la cabeza para evitar que alguna nos dé entre los ojos, mi casa es como Suiza en tiempos de guerra, neutral y pacifista, quien quiera puede visitarnos con la condición de no hablar ni discutir sobre ese asunto.

Pero al final cualquier desenlace de ese lío legal solo acarreará más lios, más fricciones y nadie saldrá ganando.

1 comentario:

Trini Reina dijo...

Una historia dura las de C. En muchas ocasiones, resulta típico lo de venir a "recolectar", sobre todo si es dinero, lo que un familiar al que no quisiste en vida, deja cuando muere. El vil metal...

Un abrazo y gracias por tu amable visita