miércoles, 4 de marzo de 2009

Una noche de beisbol

Últimamente acepto todas las invitaciones que me hacen, aunque sea para ir a comprar despensa. Pero no, todavia no acepto ir con una amiga cristiana a sus lecturas biblícas, todavia mi flexibilidad no llega a tanto.



Ayer fuí con mi hermana, y dos amigas a ver a mi primo en sus prácticas de beisbol, tenía años insistiéndome verlo jugar pero como el deporte sobre todo ese es lo que menos me atrae pues nunca había ido, bueno pues aunque llegué cansada a mi casa y ya estaban ellos ahí convenciéndome, finalmente no tenía gran cosa que hacer así que los acompañé.



La verdad es que me divertí mucho, sobre todo porque éramos la porra oficial del equipo de los "Dulceros", las únicas mujeres que estabamos en las gradas y mi amiga tiene un gran ingenio para animar al equipo con frases que nos desternillaban de risa.



Como el juego comenzó a emparejarse ya varios tenian los animos caldeados, casi que se veía la testosterona flotando entre el polvo que levantaban los jugadores y ya algunos comenzaban a intercambiarse ofensas, el punto más álgido llegó cuando uno de ellos recibió un pelotazo en la boca totalmente accidental que puso tensos a algunos.

Una de mis amigas animó con sus puntadas a los jugadores mientras comenzaba a terminarse el tiempo de la práctica. Ganadores los dulceros.

Los jugadores tomaron sus bats, se estrecharon las manos y compartieron cervezas mientras olvidaban los momentos de tensión de la última hora. De pronto dejaron de ser rivales de juego y comenzaron a compartir comentarios (de futbol especialmente), mientras tomaban sus mochilas se iban despidiendo y nosotras dejamos de ser la porra oficial mientras nos dirigiamos a la salida prometiendo volver para el siguiente martes.

Yo de todos modos, sigo sin entenderle mucho al juego aunque sí me pareció muy entretenido.

1 comentario:

Lunaria dijo...

A pesar de ir con pocas ganas a determinados sitios, después resulta que haciendo balance nos hemos divertido. ME sucede como a tí. Me cuesta mucho ir a determinados sitios. La desgana me puede, pero sé que tengo que hacer un esfuerzo.
UN beso.