miércoles, 30 de abril de 2008

Manitas de angel








Cuando Él murió yo me rompí en miles de pedazos, el dolor me dobló y dejé que el tiempo volviera a armar las piezas que nunca volvieron a componerme en una sola de nuevo.

Por fuera parecía que me había sobrepuesto pero la pena nunca me abandonó y todos me decían que era una persona de gran fortaleza por haberme levantado de ese duro golpe, sin embargo mis pequeños sobrinos posiblemente no se dejaron engañar por mi actuación de G.I.Jane y me prodigaron todo ese amor que sentían me hacía tanta falta y a consolarme cuando la tristeza regresaba a mí.

Y su amor es tan puro y sincero que solo de sentirlo me conmueve tanto que derramo un par de lágrimas mientras sonrío.

Quizá fuí yo quien volcó todo ese amor que me había quedado disponible en ellos pero el caso es que fueron curando mis heridas, me dieron esperanza en la vida y el amor. Aún cuando yo todavía construya barreras ellos se las ingenian para derribarlas cada que pueden y no hago más que quererlos con todo lo que soy.

Talvés algún dia tenga un pequeño de mi propia carne y sangre, pero ellos siempre serán los tres angelitos que me salvaron de caer en mi dolor, siempre aliviarán mis penas con ese amor que me regalan cada que estoy con ellos.

3 comentarios:

Miguelo dijo...

que bonitas palabras...

Sombras en el corazón dijo...

Dicen que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana; y una ventana es suficiente para que entre un rayo de luz.

Un beso

white dijo...

En las situaciones mas dificiles uno siempre trata de mantenerse firme, pero eso a veces es imposible sino se tiene a quien tomar de la mano y tener otra vez felicidad.